EL GRAN FRAUDE DE LA CASA DE MONEDA DE POTOSÍ 1649

 

Aquí el gran fraude a la Casa de la Moneda de Potosí, desarticulado en 1649 por un decidido Visitador. Asimismo, se ilustra sobre la dominación colonial en la era de los Habsburgo e invita a la reflexión sobre el significado de la corrupción en aquella época, período en el que el rango y el privilegio limitaban la búsqueda de la justicia. Devaluar la moneda del reino constituía un crimen de lesa majestad. Sin embargo, aparentemente para la década de 1640, ello conformaba un hecho rutinario en la Casa de Moneda potosina. El Corregidor y varios Oidores de la Audiencia de Charcas se vieron implicados en los hechos.

 

El fraude y sus consecuencias se prolongaron por varias décadas, especialmente entre 1636 y 1655, los Oficiales reales debatieron sobre cómo frenar el comportamiento criminal en el más alto nivel de la sociedad civil colonial a la vez que desplazaban a los Oficiales reales corruptos que lo habían permitido.

 

La plata y el cobre eran los elementos principales de un complejo sistema monetario en constante cambio a lo largo del siglo XVII. Al reino de Castilla la regía el vellón, periódicamente depreciado y devaluado para enfrentar los problemas financieros del rey. A su vez, el vellón dependía del flujo constante de plata de América, la mayor parte proveniente del Cerro Rico de Potosí. Cuando se hizo evidente, alrededor de 1640, que la Casa de la Moneda de Potosí producía monedas devaluadas, el rey de España se vio obligado a intervenir. Su crédito y reputación internacional estaban en juego.

 

Varias monedas potosinas devaluadas fueron acuñadas con contramarcas, otras se sacaron de circulación. El ensayador de Potosí, Felipe Ramírez de Arellano, cuya inicial "R" aparecía en algunas monedas, fue ejecutado en febrero de 1650 por recibir sobornos, entre otras de sus prácticas "corruptas".

 

En parte, el fraude fue una respuesta ante una crisis minera cuya duración nadie estimó. Las minas del Cerro Rico se explotaron al extremo para generar ganancias en la década de 1620 más allá del crecimiento de la ciudad, cuyo dinamismo comercial se mantuvo constante. Potosí tenía crédito, fruto de su fama. La gente creía en su carácter inextinguible, lo cual sostuvo un estable comercio de esclavos que conectaba los Andes del sur con Angola y el Congo vía Río de Janeiro, Buenos Aires y Córdoba. La plata salía de Buenos Aires hacia Lisboa, Amberes, Ámsterdam, Londres, Génova y París. Gran cantidad de la misma plata continuaba hacia el Cercano y el Lejano Oriente a través de El Cairo, Esmirna, Ormuz, Goa, Madrás y otros puertos. El comercio de Potosí con Lima, en gran parte ilegal y de un volumen considerablemente mayor al permitido, se conectaba con el circuito de galeones de Manila al igual que con el de las flotas de circuito Portobelo-Sevilla. A un siglo después de su descubrimiento, Potosí era la fuente principal de la plata en el mundo.